MI NUEVO
HIJO
Esta es la historia de un madre que ya
tenía su vida completa porque se había preocupado de proyectarla y prepararse
para esa misión.
Tuvo los
hijos que pudo, según sus fuerzas; pero cuando más feliz estaba porque creyó
que su misión se estaba realizando,
llegó, sin estar preparada, otro hijo llamado “PARKINSON”.
Este
llegó acaparando y exigiendo toda la atención y cuidados del mundo por parte de todos los miembros de la
casa.
Al
principio fue una sorpresa; pero cuando fuimos conociendo sus intenciones,
comprendimos que era muy fuerte lo que quería de mí, y aquí empezó la lucha.
Porque teníamos entre toda la familia
que estar muy unidos para ser más fuertes y poder educarlo y controlar las “tendencias que el recién llegado tiene de
acaparar toda la atención y ser dominador, porque quiere ser el centro de todos”,
y, sin darme cuenta a veces, caigo y me dejo llevar por sus exigencias, o ,
mejor dicho, por su tiranía absorbente.
Hay días que cuando más tranquila estoy
llega con su falta de movilidad, su torpeza de movimientos y yo me digo. “hay
que estar alerta”, porque otras veces dice: me llamo Parkinson y pretendo tu
atención.
Al principio llegó como de sorpresa,
pero poco a poco nos dimos cuenta que este pequeño llamado Parkinson cada vez
exigía más.
Fue tan
fuerte esa palabra ( por desconocida ) que pensamos como había que tratarla,
pero no fueron muy halagüeñas las perspectivas que se nos ofrecían.
Luego
tuve la suerte de encontrar un gran profesional que me fue enseñando el camino
a seguir y yo aun me dejo guiar por sus
consejos.
Pero
este mismo Parkinson cada vez se porta de distinta manera; el primer año, con
los ejercicios de la cinta de ejercicios de ayuda al enfermo y andando una
hora, se fue comportando más o menos bien.
Como el
temblor persistía, me recetaron unas “pastillitas” que me quitaban el temblor;
pero a la hora y pico de tomarlas, me ponía malísima, pero yo seguía para ver
si así podía controlar a este pequeño.
Yo
quería ser más fuerte que él y a pesar de todo continué con el tratamiento, no
quería rendirme a sus imposición de
acapararme todo el día.
Porque
sin darme cuenta caí en su propósito que es no tener otra cosa en la mente que su
presencia y darle, una y otra vez vueltas y más vueltas a que está y quiere ser más fuerte que yo.
Pero es
muy persistente y egocéntrico, porque tiene la habilidad de adueñarse de la
voluntad de la persona que lo recibe.
Al comienzo
es como sorpresa y EL se siente el dueño de la situación, pero
cuando lo vas controlando, entonces, como ya va siendo “mayorcito”, no se
conforma con decir que estoy aquí, sino que empieza a demostrar que es capaz de
ser el que dirige el brazo o la pierna y tú tienes que rendirte ante la
evidencia.
Y tú
reaccionas y dices: ni hablar, tengo que
buscar otras mañas para no venirme abajo.
¿Cuál es
la mejor manera? : ejercicio y más ejercicio.
Pero
como ya he dicho, este Parkinson sigue creciendo y ya no se conforma con el
brazo y la pierna, sino que ahora quiere controlar la expresión de la cara. Es
tan listo que entra muy lentamente, como de puntillas, tanto que ni te das
cuenta.
Piensas
que tú ves cosas raras y que estás obsesionada. Así es como actúa, con mucha
prudencia y cautela.
Pero tú
tienes que estar siempre alerta para que no te coja desprevenida y cuando te
muestra otra situación, como la respiración, le demuestras que ya lo sabías y
que por eso haces los ejercicios propios para no caer en sus redes.
Luego te
“dice”: Pero yo tengo una razón más para que estés más pendiente de mi que de
ti y es que la gente te mira porque estás más rígida y tus movimientos son más
lentos.
“Y
tienes que sobreponerte”.
Porque
es duro y cierto; que ya lo habías notado, pero para no decaer le respondes:
-Sí, es
cierto, pero yo creo que mientras tenga las ideas claras y esté segura de mi
misma, puedo sobreponerme y darme cuenta que aún despacito y con paso lento se
llega lejos.
Y aún
hay más razones para cuidar y educar a este niño llamado Parkinson.
Para la
mayoría de la gente es un total desconocido y sin embargo llega imponiendo sus
leyes, como aun no tiene quien lo controle, se va creciendo y creciendo y a
veces cree que todo el campo es suyo y cuando te nota que estás desconcertada,
se va apoderando de tu voluntad y de tu alegría.
Y tienes
que reaccionar pronto demostrando que tienes recursos.
Estos
recursos son:
·
Tener en
quien apoyarte, eso es importantísimo, que la persona que está contigo se
sienta compenetrada e identificada con este recién llegado.
·
Tener a
alguien por quien superar los malos momentos, porque también a ellos les
afecta.
·
Hacer
felices a quienes están a tu lado, pues por ellos nadie se preocupa y son ellos
los sufridores pasivos. ¿Qué sería de nosotros si no tuviésemos a nuestro lado
a esas personas por las que luchar y superarnos?
Porque
ellos son los que verdaderamente saben lo que nos espera y es frustrante no
poder hacer nada para remediar algo.
Y yo
digo: ¿Alguien les ha dicho cuánto nos ayudan estando a nuestro lado?
No sé si
soy demasiado osada si expongo algunas
ideas, que sirvan ,al menos a estas personas de acicate y ayuda.-
Primera.-
Cuando cambiamos de pronto sin ninguna razón que lo justifique. Remedio.-
Dejarnos, sin preguntar el por qué ni
qué es lo que nos pasa, porque ni nosotros lo sabemos y nos agobia y mucho más
si tenemos que dar explicaciones.
Segunda.-
No se puede entender lo que nos molestan los ruidos y alborotos. Para ellos son
caprichos o algo por el estilo y en ningún sitio les han dicho que sería de
gran ayuda que entendieran que no son impertinencias por nuestra parte, sino
que son consecuencias de la llegada de este Parkinson, pequeño pero acaparador.
Remedio.- Hacerse un poco los indiferentes y no pedir explicaciones a nuestra
actitud.
También
hay otra exigencia de este pequeño en edad pero muy fuerte en imponer sus normas.
Quiere
que cambies de manera de pensar y cuando te reafirmas en adquirir seguridad en
ti misma haciendo cosas de las que antes te pasaban desapercibidas, él sigue
haciéndose notar con nuevas travesuras: cuando se te seca la garganta y te
produce tos o cuando te atragantas solo con la saliva.
Es otra
forma de hacerse notar este recién llegado. Remedio.- Hacer gárgaras, o echarte
gotas de agua salada por la nariz hasta poder expulsar la saliva pastosa que te
estorba.
Son
muchos los motivos y razones que impone
para que tu caigas en el desánimo y en la apatía.
Pero yo
digo que a pesar de todo, nunca te mires en ese espejo, porque la cara que se refleja no es la que
quiere ver la persona que te quiere.
Tú sigue
con tus nuevas ideas de avanzar y avanzar, y siempre encontrarás nuevas
fórmulas para ir educando a este ya mayorcito Parkinson.
Ahora
puedes hablarle sin temor a que no te entienda porque ya casi tiene uso de
razón, como antes se decía, tiene seis años de convivir contigo.
Por lo
tanto no me deberían extrañar sus exigencias ¡pero es tan travieso que con cada
persona actúa de una manera distinta!
A
algunos les coge la garganta y apenas se entiende lo que hablan.
A otros
el coordinar movimientos y yo diría que una de las peores cosas es cuando tienes
que luchar contra la “depre”.
Para
esto necesitas ayuda y cuanto antes mejor, porque el vacío en que te encuentras
es peligroso, No solo caes tú sino que afecta a quien está a tu lado.
En este
aspecto hay que estar muy atentos porque es muy frecuente caer…
Consejo:
No encerrarse en uno mismo y buscar el remedio con personas capacitas y “mucha
voluntad” para hacer lo que nos dicen y nunca dejarnos llevar por la apatía.
En estos
momentos hay que poner todo el esfuerzo posible porque todo depende ti.
Luego
está otra de las cosas que tienes que corregir a este pequeño: lo mal que te
caen la algarabía y los gritos, porque te preguntas y no sabes la respuesta y
me digo muchas veces ¿es posible que yo sea tan impertinente?
Entonces
me pongo a soñar… Si pudiera encontrarme a gusto a pesar de las pequeñas
contrariedades , el malestar y el mal cuerpo que se pone sin saber por qué;
pero que van coartando tu voluntad ya que te vas sintiendo más y más insegura y
entonces mepregunto ¿por qué no lo comparas con las cosas positivas que has
aprendido desde que llegó este pequeño a
tu vida?
¡Es
verdad! Como persona he tenido que afrontar, sí, muchas situaciones muy
diversas y de todas he aprendido que el ser humano no deja de sorprenderme porque
para todo encuentra una salida. Cuanto más difícil es la situación, si tienes
confianza en ti, antes o después sales del bache.
He
conocido a personas que hacen que me olvide de mí para pensar en ellas; otras
hacen que me supere cada día para no caer en sus mismo errores; en cambio,
algunass que me ayudan con sus expresiones de alegría cuando me ven.
¿Cuándo
iba yo a pensar que mis criterios y mis puntos de vista serían respetados?
¿Y que
yo sería capaz de exponerlos superando la vergüenza que paso? Y el hecho de
escribir